Ausencia

Quiero tratar de explicar el sentimiento que me invade en estos momentos.

Busco la palabra exacta y sólo hay una que me ronda la cabeza: “ausencia”.

Normalmente, esta palabra la utilizo en una oración que define mi día a día: “La felicidad no es ausencia de problemas.”  Aunque la frase se explica por sí sola, en mi vida siempre ha sido una especia de lema.  Me recuerda que la felicidad es un todo, inquebrantable, una decisión, una manera de actuar.

Pero hoy, ausencia es una palabra que se sostiene por sí sola.  Es lo que siente mi corazón al haber visto a mi buena amiga Syl volver a casa.  Syl y Barcelona, hasta hace una semana, eran en mi mente parte de un todo.  Barcelona existía con Syl, y sin Syl, esta ciudad no es lo mismo.

Cuando nos conocimos, hace muchos años ya, en un paseo a Visa Pour L’Image, jamás pensé que un día nuestra aventura por esta increíble ciudad acabaría.  Evidentemente, a Syl le esperan grandes cosas allá, y eso me llena de felicidad y de orgullo.

Creo que nuestro hogar está formado no por el lugar dónde residimos (o el lugar de dónde venimos) sino por las personas que están en nuestra vida.  Syl es parte de ese hogar, y ahora ya no está aquí conmigo para seguir conquistando Barcelona.  Por eso, durante los últimos días mi corazón se siente raro, triste, un poco vacío.

Después de haber ido juntas a muchísimas expos (incluida nuestra visita anual a Perpignan), de haber probado todos los restaurantes veganos de la ciudad, y de haber tomado mucho buen vino, nuestra despedida fue en la Casa Batlló.  Valió la pena.  Tantos años en Barcelona sin haberla conocido…  Es un lugar mágico…

Ausencia.  Esa es la palabra.  Luego se convertirá en nostalgia, que es un sentimiento intrínseco de las personas que vivimos lejos de casa.  Isabel Allende, en el exilio, sembró una planta que se llama Nomeolvides (en tierra chilena) y afirmaba que cada día la planta crecía y crecía, como su nostalgia.

Mi nostalgia es del tamaño de un árbol de Guanacaste, pero convive conmigo de una manera muy armoniosa.

Barcelona ha perdido a una fotógrafa excepcional, que le exprimía el jugo a la ciudad a través de sus imágenes (y recientemente vídeo.)

Yo he perdido a una compañera, a quién además admiro muchísimo (la amistad no la pierdo porque Syl es una amiga/hermana, parte de mi hogar y de mi vida).

…Y Costa Rica ha salido ganando.

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